En una Sesión Extraordinaria de Cabildo, El Marqués trazó una línea más en su historia reciente de disciplina fiscal: la aprobación, por unanimidad, de la Ley de Ingresos 2026. Fue un acto formal, sí, pero también un reflejo del momento que vive un municipio cuyo crecimiento ha sido vertiginoso. La iniciativa, impulsada por Rodrigo Monsalvo Castelán, proyecta un aumento del 15% respecto al año anterior y estima un ingreso cercano a los tres mil 800 millones de pesos.

Esta proyección no es solo una cifra; es el mapa de los programas sociales que se sostendrán y de las obras públicas que seguirán transformando el paisaje urbano y comunitario. En un municipio donde la población casi se duplicó entre 2010 y 2020, la presión sobre los servicios es constante. Por ello, mantener un rumbo financiero claro se vuelve una forma de equilibrio.

Uno de los elementos más significativos es la continuidad de una política poco común: por séptimo año consecutivo, no habrá aumento al impuesto predial. El gesto, que podría parecer sencillo, tiene un fondo más profundo: preservar la estabilidad de las familias frente a un crecimiento urbano veloz y, a veces, abrumador. El predial permanece intacto mientras los predios no cambien jurídicamente, una condición que busca evitar cargas adicionales para la gente.

El Ayuntamiento también anunció un descuento del 20% por pronto pago durante enero de 2026. Y para quienes enfrentaron daños por las lluvias de 2025, existe una exención total del predial, siempre respaldada por el dictamen de Protección Civil. Son decisiones que hablan de un intento de acompañar a la comunidad en momentos difíciles.

El Marqués presume un rasgo distintivo: cerca del 77% de sus ingresos provienen de su propia recaudación. Esa capacidad lo ha convertido en uno de los municipios con mayor inversión en infraestructura a nivel estatal. No es solo autonomía financiera; es una declaración de identidad administrativa.

Con la aprobación de esta ley, el municipio reafirma su idea de futuro: una planeación que no mira únicamente al crecimiento físico, sino a la consolidación de un entorno donde la expansión urbana conviva con la estabilidad familiar. Un presupuesto que no solo recauda, sino que intenta sostener a la comunidad que lo hace posible.